miércoles, 28 de octubre de 2009

El se ha marchado para no volver, el tren de la mañana llega ya sin él, es sólo un corazón con alma de metal ,en esa niebla gris que envuelve la ciudad. Su banco está vacío, El sigue en mí, le siento respirar, pienso que sigue aquí, ni la distancia enorme puede dividir dos corazones y un solo latir. Quizá si tú piensas en mí, si a nadie tú quieres hablar, si tú te escondes como yo. Si huyes de todo y si te vas, pronto a la cama sin cenar, si aprietas fuerte contra tí la almohada y te echas a llorar si tú no sabes cuanto mal te hará la soledad. Miro en mi diario tu fotografía con ojos de muchacho un poco tímido. La aprieto contra el pecho y me parece que estás aquí, entre inglés y matemáticas. Tu padre y sus consejos, que monotonía, por causa del trabajo y otras tonterías, te ha llevado lejos sin contar contigo, te ha dicho: "Un día lo comprenderás".